miércoles, 1 de febrero de 2012

Grieta Los Aljibes

Alejada de las más transitadas rutas senderistas que surcan La Pedriza del Manzanares, y poco mencionada en los habituales puntos de interés que marcan guías y mapas, encontramos la llamada Grieta o Raja Los Aljibes, una cantera ya abandonada que surtió de materia prima las necesidades pétreas de la capital, especialmente las relacionadas con las obras públicas durante el siglo XIX y principios del XX.

Cuerdas para descender por la grieta

LOCALIZACIÓN

Esta grieta se encuentra entre los términos municipales de Manzanares y Soto del real y a escasa distancia de la roca comúnmente conocida como La Muela o el Canto del Berrueco. Para acceder a tan singular paraje, debemos tomar un desvío de tierra a la derecha en la carretera M-618 sentido Manzanares desde Soto del Real. Tras un kilometro de camino forestal, llegamos a las inmediaciones de La Muela, situada dentro de la finca particular Los Aljibes. La gran roca aislada fue salvada in extremis de la explotación minera que la habría convertido en un insignificante y disperso guijarral.
Tras unos metros de camino, cruzamos el arroyo de Santillana (ayudados por un cable a modo de barandilla) y tomamos un desvío a mano derecha. Escondida bajo la abundante vegetación del sotobosque, aparece una gran hendidura cuyo acceso sólo puede realizarse a través de unas cuerdas instaladas por los escaladores que utilizan la cantera como lugar preferente donde llevar a cabo su actividad, sobre todo en los meses estivales.

Grieta los Algibes desde dentro

HISTORIA

Se tiene constancia de actividad minero-metalúrgica ya desde el siglo XV en Colmenar Viejo (mina de Navalvillar) y en Bustarviejo (mina de la cuesta de la Plata. Sin embargo, el inicio de la explotación en el entorno de Los Algibes no comenzó hasta el siglo XIX, cuando el desarrollo de los medios de transporte facilitó el tránsito de los minerales hacia la capital.
La cantera fue una explotación a cielo abierto de casi 400 metros de longitud con una orientación este-oeste y fue dedicada a la extracción de lampórfido, un mineral granitoide que aparece en filones, siguiendo un trazado horizontal, ya que en su formación el magma terrestre ascendió a la superficie a través de fallas. La característica principal de este tipo de explotación es que supone horadar en el terreno, una grieta que puede alcanzar los 30 metros de profundidad en algunos puntos y apenas diez de anchura en sus partes más amplias. Esto crea una morfología encajada e incidida que hacen las delicias de los escaladores en verano.
La grieta, vista desde La Muela
El primer uso que tuvo este mineral durante el periodo de explotación de la cantera, fue el emplear la piedra como bordillos y adoquines para Madrid y los pueblos de los alrededores. Sin embargo, dada la dureza y la dificultad de dicho mineral para ser trabajado, se optó finalmente por machacarlo y utilizarlo como pavimento bituminoso. Este tipo de material consistía en tallas niveladas de piedra quebrada que se recubrían, antes de colocarlas, con un material bituminoso, como el asfalto o el alquitrán, y se apisonaban después con pesados rodillos.
Una vez agotado el filón de la Grieta Los Algibes, se inició la búsqueda de otros filones por las inmediaciones de la cantera. En este caso el gran filón sustituto se encontró en la cantera El Jaralón a 1,6 km de la Grieta en dirección Norte, con la misma orientación y de unas dimensiones ciclópeas. La cantera del Jaralón llegó a ser explotada hasta finales de la década de los 60 del siglo pasado y hablaremos de ella en otro artículo.
La profundidad de la grieta es notable

MEDIO AMBIENTE

Con el abandono de la actividad minera se volvió a los usos tradicionales de los terrenos, principalmente pastos y reservas de agua para el ganado. Empezaron a proliferas ciertas especies arbóreas y arbustivas que colonizaron los lugares donde otrora trabajaban los canteros provenientes de las poblaciones aledañas. Entre estas especies vegetales caben destacar los sauces (Salix sp.) en las zonas más húmedas y el fresno de hoja pequeña (Fraxinus angustifolia) en las zonas de menor humedad. Ambas especies aparecen en combinación con zarzas (Rubus sp.) para crear verdaderos muros vegetales infranqueables que dan cobijo a diversas especies de aves como el ruiseñor bastardo (Cettia cetti) y el mosquitero común (Phylloscopus collybita).

Vegetación en el fondo de la grieta

La cantera de Los Algibes, un testigo de lo que ha sido el auge y abandono de la actividad minera en la sierra de Guadarrama. Modo de vida de cientos de serranos, que durante décadas accedían a estos agrestes parajes para horadar la piedra y extraer el pórfido, labrando y dando forma los a bloques ciclópeos , convirtiéndolos en miles de adoquines y bordillos, transportando la pesada carga con animales de tiro hasta las inmediaciones de las estaciones de tren y embarcando la misma con vetustos sistemas de carga. La cantera, una forma de ganarse la vida o de perderla, un sorprendente viaje a la entrañas de La Pedriza, para entender la dureza de estos paisajes y de su paisanaje.

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