Cuenta la leyenda que existió en los alrededores de Rascafría un bandolero tan benévolo que el botín que obtenía de sus correrías, escondido siempre en un olmo del pueblo, lo repartía entre los más necesitados.
Lo cierto es que a lo largo del s.XIX abundaban en la sierra del Guadarrama los bandoleros, asaltantes de caminos y ladronzuelos que buscaban fortuna al asalto. Fernando Sanz Delgado fue uno de estos salteadores que actuó a caballo entre Madrid y Segovia. Nacido en 1848 en Santo Domingo de Pirón, fue detenido en Madrid en 1882 y murió en 1914. El olmo que había presidido la plaza de Rascafría, desde hace más de 300 años, cayó derribado en el año 2000: el peso de la nieve puso el punto y final a la grafiosis que lo había condenado anteriormente, cerrando el círculo legendario de este binomio bandolero-árbol centenario.
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